lunes, 8 de noviembre de 2010

La Piedra del Amor.

Un gran pedrusco de cuarzo blanco reina en medio de la plaza de España de Entrerríos desde hace unas semanas. Pero no se trata de una piedra cualquiera. Es el lugar donde se citaban las parejas de novios durante décadas. Si esta piedra hablara, lo haría de amores y desamores y de las historias sentimentales de todo un pueblo.
Consciente de la importancia de esta piedra y de que lo que ha vivido durante años daría para hilvanar muchas novelas, José Montero, el alcalde de Entrerríos -una pedanía de Villanueva de la Serena con 800 habitantes-, se empeñó en rescatarla. Y le otorgó un lugar privilegiado dentro de la actuación de remodelación de la plaza, llevada a cabo con cargo a los fondos del Plan E.
El primer edil recuerda que cuando llegaron los primeros colonos al pueblo, a principios de los años cincuenta, la piedra ya estaba en Entrerríos y ha sido testigo inerte del devenir de este municipio.
También los quintos
Hubo una época en que, debido a sus grandes dimensiones, se convirtió en objeto de porfía para los los quintos, que apostaban para ver si eran capaces de mover los cerca de 2.500 kilos que pesa el pedrusco. Una vez que se acabaron de construir las últimas casas, la piedra blanca fue a parar a la entrada del pueblo y empezó a convertirse en lugar de encuentro de los chavales e, incluso, en lugar de citas de los enamorados de muchas generaciones. «Esto es un recuerdo nuestro, de aquella época de colonización donde pasamos tantas penurias, y no podíamos dejar que se perdiera. Es un símbolo de nuestras raíces y por eso decidí colocarla en la fuente de la plaza», cuenta José Montero.
Muchos vecinos coinciden en que si la piedra blanca hablara seguro que aflorarían muchos romances o noviazgos que, o bien cristalizaron en secreto o bien se esfumaron para siempre.
Junto a ella o sobre ella muchos novios se robaron los primeros besos y muchas parejas se declararon amor eterno por primera vez, en una época difícil en la que las manifestaciones de amor en público no estaban bien vistas. De ahí que ahora se le haya querido rendir este homenaje a la 'piedra del amor' en donde muchos tuvieron sus «primeros rocecillos», como afirma con una sonrisa Montero.
Valentina es otra vecina que, aunque durante años se ausentó de Entrerríos por motivos de trabajo, reconoce que la piedra blanca fue un símbolo en su niñez: «Me trae muchos recuerdos. Por el día se iban los críos a jugar y ya anochecido se iban los enamorados y allí se daban los achuchones. Por eso también se la conoce como la 'piedra caliente' o la 'piedra de los enamorados'. Ha sido un detalle bonito y verla en la plaza me ha emocionado".
No obstante, como suele pasar en los pueblos, siempre existen muchas leyendas sobre las peripecias que acaecían junto a la piedra blanca. Así lo reconoce Ángel, conocido en Entrerríos como 'El chulo' y que aporta su propia versión sobre el símbolo que ahora luce la plaza de España: «Los que llegaban a la piedra blanca tenían fama de ser los más lanzados del pueblo. Yo reconozco que sí fui muchas veces con los amigos, pero con la novia nunca llegué allí, ya que casi era algo prohibido. Desde luego, poca gente iba a la piedra para lo que todo el mundo se piensa, ya que aunque se veía desde la esquina, luego imponía mucho respeto. Muchos hablaban de boquilla y decían que por la noche habían ido a la piedra, pero luego era mentira».
La remozada plaza fue inaugurada el pasado 7 de octubre por el presidente de la Junta de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, que se quedó entusiasmado con la historia de la piedra blanca de Entrerríos. Ese mismo día por la tarde decidió compartirla con todos en su blog. Y es que, como reconoció el presidente en su discurso a los vecinos, «rendir homenaje a una piedra, en la que muchos seguro que 'pelásteis la pava' por primera vez, es algo fantástico».
Lo cierto es que, cual piedra flotante subida por los chorros de la fuente, este símbolo de Entrerríos ya comparte protagonismo en el mejor sitio del pueblo con el mismísimo Antonio González-Haba Barrantes, un 'cura obrero' que dejó bien patente su compromiso con los vecinos de este pueblo de colonización y cuya escultura se erige justo a la entrada de la plaza.
Equiparable o no la importancia de ambos símbolos, lo cierto es que la mayor parte de habitantes de Entrerríos ha acogido con agrado la idea de su alcalde, ya que de ahora en adelante podrán seguir señalando su cita en la piedra blanca. Todos los pueblos han tenido su piedra blanca, pero aquí han decidido homenajearla.